1917 - 1926 | 1927 - 1934 | 1935 - 1942 | 1943 - 1949 | 1952 - 1960
1962 - 1967 | 1968 - 1973 | 1974 - 1979 | 1980 - 1987 | 1988 - 1994

1968 En el Congreso Internacional de la Habana, Julio Cortázar señala: estoy hablando de Gonzalo Rojas, que le devuelve a la poesía tantas cosas que le han quitado". En ese mismo momento lo define como "poeta del rescate", juicio que, según Rojas, es el que más le ha halagado, por acertado.

1969 Como resultado del proceso de reforma universitaria del año anterior, en el que jugó papel muy significativo, es elegido Director del Consejo de Difusión Universitaria de la Universidad de Concepción. Se convierte así en la tercera autoridad del plantel, a cargo de toda la política cultural de la institución. Su labor no es fácil: por tratarse de tiempos especialmente convulsionados, se le acusa de "anarquista"," revolucionario", "trotskista", "mirista", etc. "Eso fue siempre Octavio Paz en esa década de tanta y tan equívoca 'adhesión total', como nos enseñó Breton a él y a nosotros: libertad y más libertad, intransigencia limpia, sin concesión ni a la fama ni a la gloria; ni, mucho menos, a esos sectarismos que hoy apestan" ("Nuestro Octavio", ABC, Madrid, 12-X-1990).

1970 Allende lo nombra Consejero Cultural en China, compartiendo con el Embajador Armando Uribe Arce. "No hablábamos de literatura, pero vivimos experiencias importantes: la reanudación de las relaciones de USA con China y otros fenómenos. Todo muy interesante. Me gustó ese equilibrio, esa paciencia de los chinos. Cuando me veían impaciente se reían de mí: 'Calma, calma', me decían, riendo" (E. Rodríguez: 1992:2). Antes de su designación había puesto en marcha en la Universidad de Concepción unas "Jornadas de análisis y defensa del triunfo popular": por una semana la ciudad vibra, entera y abierta, con esos hechos.

1971 Vive en China en el plazo inmediato a la Revolución Cultural, lo que le da un conocimiento singularísimo y directo del proceso. "Nos consta su penetración en Confucio y sus lecturas sobre la gnosis taoísta en el Tao Te Ching y el manejo de la historia de China, así como las crónicas de los jesuitas franceses misioneros del siglo XVIII, en especial la del padre Ricci" (Hilda May:170). Textos de Rojas relacionados con su experiencia en China, entre otros: "Un bárbaro en el Asia", "Cama con espejos", "Encuentro con el ánfora". En lo práctico de su trabajo diplomático: poco o nada. "Estuve un año perdiendo el tiempo, porque los chinos no querían para nada al gobierno de Allende, ya que lo veían como una criatura de PC de Moscú. Fue un año perdido, Yo informé a Santiago de esto y pedí que me cambiaran a La Habana" (Piña:118).

1972 Se traslada a Cuba como Encargado de Negocios, rango equivalente a Embajador. "Teníamos las dificultades inherentes a un socialismo de Estado estricto, riguroso. Pero en esos días funcionaba la literatura bastante frescamente, sobre todo desde Casa de las Américas. Pero no tuve una participación literaria. Estuve más bien marginado de eso. Llamaba la atención que no estuvieran muy visibles uno que otro escritor grande, como Lezama Lima" (Rodríguez, 1992:2). "Pronto fui coincidiendo dolorosamente con Jorge Edwards -y eso lo reitero a quien quiera saberlo- en su experiencia de Persona non grata, pieza mayor del memorialismo chileno, leída y reconocida por Neruda" (El Mercurio, 134-80:4-5). "Mi diálogo con Cuba no fue con la línea oficial por todo lo alto ni con los esquemas de las ortodoxias, sino con los jóvenes. Mi devoción cubanizante ya la había tenido en Concepción" (Piña:1.19).

1973 En septiembre había hecho otro corto viaje a Santiago. "Pero el viernes 7 se me ocurrió tomar el avión y volver a Cuba para preparar el "18 de septiembre" en La Habana. Yo ya estaba prácticamente aprobado por el Senado como Embajador en Cuba" (Piña:119). Al día siguiente del golpe militar, pronuncia el discurso de inauguración de la Avenida Salvador Allende, en La Habana. "Pocas horas después, un grupo de cubanos enfurecidos por el ataque de las tropas chilenas a su Embajada en Santiago, quiso entrar a la sede chilena en La Habana en busca de los agregados militares. Gonzalo Rojas se interpuso y logró evitar el linchamiento. Pocos días después debió salir de La Habana rumbo a la ahora desaparecida RDA" (Spotorno:49). Con el decreto 0055 del 19 de octubre, se le expulsa de todas las universidades chilenas "por significar un peligro para el orden y la seguridad interna." "De golpe, y como dos tiros cruzados contra un mismo pellejo, recibí la excomunión de una universidad que fue mi vida, por 'pericoloso' y algo más, y de ciertos sectarios impenitentes del exilio chileno por "enemigo del pueblo"' (El Mercurio, 13-IV-80:E 4-5).


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